En el verano de 2021 fui a comprobar la fascinación que Cezanne sentía por la montaña Sainte-Victoire, hechizo que llevó a Picasso a comprar parte de su ladera norte. Desde el Atelier de Cezanne en Aix en Provence, hice este boceto con acuarela, del que dejo la realidad actual de la panorámica, y dos fases. La acuarela, al final, es un medio. Se puede pintar en todas las claves artísticas con ella.
1 Winsor & Newton - Caja de
acuarela Sketcher Cotman – 12 medio godets
A esta caja de campo no le falta detalle para pasar un día en el campo, en la ciudad o en la playa. Como podéis observar tiene botellita de agua, recipiente con un clip a la paleta, pincel desplegable (esto también lo traen las que no son de campo), esponja, paleta de mezclas y 12 medios godets. Insuperable.
2 Arches Aquarelle. Bloc Enc. 14,8x21 cm. Grano Grueso 300g
3 Arches Aquarelle. 12 hojas Bloc Enc. 36x26 cm. Grano Grueso 300g
A partir de la última década del siglo XIX, Paul Cezanne pasará la
mayor parte de su tiempo en Aix, en la Provenza francesa, lugar en donde nació.
Cautivado desde niño por su lugar en el mundo, ya no saldrá de allí hasta su
muerte, salvando algunos viajes. A propósito de su fascinación por este macizo
provenzal, escribió a su amigo, el escultor Philippe Solari, en carta fechada
el 23 de Julio de 1896: Quand on est né là-bas, c'est foutu, rien ne
vous dit plus (Cuando has nacido allí, no hay nada que hacer, nada te dice
más)
La montaña de Sainte-Victoire sería su fuente de inspiración, de donde
brotarían numerosas composiciones. Cezanne siempre supo que lo importante de
todo arte no es el motivo, sino sus variaciones, las infinitas vertientes con
que se encontraba cada vez que, acatarrado, miraba con ojos de artista aquel
imponente macizo de mil metros de altitud. Conocía macizos montañosos mucho más
elevados, pero ése era el suyo.
Mont Sainte-Victoire desde el Atelier de Cézanne. Aix-en-Provence. Acuarela sobre Sennelier: Macarena Márquez Agosto de 2021 |
Mont Sainte-Victoire desde el Atelier de Cézanne. Aix-en-Provence. FASE 1 Acuarela: Macarena Márquez |
Mont Sainte-Victoire desde el Atelier de Cézanne. Aix-en-Provence. FASE 2 Acuarela: Macarena Márquez |
Mont Sainte-Victoire desde el Atelier de Cézanne. Aix-en-Provence. Fotografía: Macarena Márquez. Agosto de 2021 |
La fascinación por esa montaña, con sus luces y sus sombras, bajo
diferentes estaciones y temperaturas, sometida a alternantes grados de humedad,
no fue cosa de sus últimos años de vida, en que la diabetes parece que hizo
estragos modificando su talante. Ni tampoco de sus problemas. Ni siquiera fue
motivada por el lógico aislamiento que requería para desarrollar su arte. Los
introvertidos extraen su energía del universo interior, no del mundo exterior.
Aunque no por ello es necesario que tengan sus capacidades sociales mermadas.
Menciono esto porque Cezanne tenía fama de misántropo. La misantropía puede
resultar un tópico, algo que se achaca a muchos artistas y que en este caso
formó parte del mito. Hay algo de ello, pero no sólo en Cézanne, más bien en
todos los artistas, que demandan tiempos en soledad para desarrollar su magma
interior. Calificar a todos de misántropos es un recurso literario que se
adecua bien a cualquier prototipo y que forja la leyenda, lo que no denota un
reflejo fidedigno de la realidad artística y sus protagonistas.
Lo cierto es que, a fuerza de decepciones, Cezanne acabó
convirtiéndose en aquello que decían de él. Pero sucedió al final de su vida.
Como muy bien expresó Emile Bernard, pintor postimpresionista que
conoció y admiró a Cezanne en su paisaje y escenario: “fue un corazón
que conoció y una naturaleza que amó. Cualquiera que sea su afecto, quizás hoy
mayor por el hombre que por el artista, describiría su carácter desigual, raro,
atormentado, cuyo fondo era la bondad, aunque al final la misantropía terminara
por dominarlo, como ocurre generalmente con quienes solo han encontrado la
malicia, el interés y la maldad en el mundo”. El texto está recogido
en: Recuerdos de Cézanne y cartas inéditas. Traducción de Antonio
Lastra y Raúl Miranda. Al final del artículo he reseñado una pequeña
bibliografía para quien quiera ampliar sus conocimientos sobre Cezanne y su
espacio geográfico, un lugar que es punto reverenciado por sus estudiosos y
seguidores.
Según la semblanza recogida por Bernard, podemos decir que sí, que
acabó sumido en la misantropía, pero otras personas que también lo conocieron,
aseguraron que el maestro de maestros fue un hombre proclive a la charla, a la
enseñanza de su sabiduría, al contacto con la gente en los cafés de Aix.
De todas estas contradicciones se deduce que todo depende de aquel
que nos mira. Y también puede ser que realmente Cézanne fuera a los cafés, se
tomará el café -y lo que no fuera café- con quien fuera que fuese; que, a
continuación, se sumiera en su mundo; que no le importara cuanto le decían, ni
lo que le contaran, mucho menos aquellos que se lo contaban. Es común para
muchos artistas que mientras hablan y tratan de escuchar, están
creando. Sus mentes son diferentes. El caso es que esa montaña,
pintada hasta la saciedad, ya aparecía en cuadros de la primera época.
Tan sólo hay que fijarse en su obra: El Eterno femenino (1877)
Paul Cézanne (French, 1839 - 1906) The Eternal Feminine (L'Éternel Féminin), about 1877, Oil on canvas 43.5 × 53.3 cm (17 1/8 × 21 in.), 87.PA.79 The J. Paul Getty Museum, Los Angeles |
Y ¿Qué es lo que pinta ese artista? ¿Acáso pinta a la mujer?
Únicamente hay que ser un poco observador para comprobarlo.
Cezanne se ha retratado pintando su montaña predilecta. La mujer
tiene la forma de la montaña, en paralelo a la forma triangular sobre ella. El
pintor mira, como todos, a la mujer. Pero pinta la montaña.
El artista que no consiguió aprobar el examen para entrar en la
Escuela de Bellas Artes de París no dejaría de pintarla nunca. Y en estos
términos le hablaría al joven Gasquet mientras paseaban por los alrededores
de Aix y se adentraban en el sortilegio de la montaña
provenzal: Por mucho tiempo carecí del poder y del saber para pintar la
Sainte-Victoire. Imaginaba que la sombra era cóncava, como los otros, que no
miran. Mientras que, fíjese, es convexa. Huye de su centro. Es una sombra que se
evapora, se fluidifica. Participa, toda azulada, en la vibración ambiente del
aire. Como allí, a la derecha, en el Pilon du Roi. ¿Ve usted? Al contrario que
la claridad, se mece húmeda, espejeante. Es el mar... Eso es lo que hay que
expresar. Eso es lo que hay que saber. Ése es el baño de ciencia, podríamos
decir, en el que hay que sumergir la placa sensible propia. Para pintar bien un
paisaje, debo descubrir en primer lugar las capas geológicas y huir de todo
realismo en los detalles, que sólo agrada al gusto burgués.
Cézanne llegaría a pintar su montaña hasta 80 veces.
Años después, Picasso, que amó hasta la saciedad el arte de
Cézanne, le diría a Brassai: “¿Cézanne? ¡Fue mi único maestro! Sus cuadros
me han acompañado durante toda la vida. He pasado años contemplando sus
cuadros. He pasado años estudiándolos”.
Y ¡tanto que lo contempló, lo estudió y lo admiró! Un día llamó a
Daniel-Henry Kahnweiler, su marchante a partir de 1912, y le dijo: “Me he
comprado la Sainte-Victoire”.
Kahnweiler, sabiendo que Cézanne había pintado decenas de cuadros
de esta montaña, le preguntó al artista: “Pero ¿Cuál de ellos?” A
lo que Picasso contestó: “La de verdad”.
Picasso compró 1.100 hectáreas de monte, en la ladera norte,
castillo y título de marquesado incluido: Vauvenargues. Huyendo del alboroto de
Cannes, quería vivir la misma obsesión que Cezanne: Mirar su montaña, vivir su
montaña, pintar su montaña, oler su montaña. Amar a los pies de su montaña.
Dijo de Cezanne: “Es el padre de todos nosotros”.
Château de Vauvenargues Vauvenargues |
El más
internacional de los artistas españoles sigue allí. Al pie del macizo Sainte-Victoire, enterrado en el jardín
del Château de Vauvenargues. Junto a
Jacqueline, su última mujer, cuarenta y ocho años menor que él, con quien se casó.
Rodeado de cedros.
Bibliografía:
- Gasquet, Joachim. Cézanne. Lo que vi y lo que me dijo. Gadir Editorial, S.L. 2005.
- Bernard, Emile. Recuerdos de Cézanne y cartas inéditas. Traducción de Antonio Lastra y Raúl Miranda. Del original: Souvenirs sur Paul Cézanne et lettres inédites. 1907.
- Arias Serrano, Laura. Las fuentes de la historia del arte en la época contemporánea. Ediciones del Serbal. Barcelona, 2012.
- Brassaï. Conversaciones con Picasso. Aguilar, 1964.
- Rewald, John. Cezanne. A biography. Abradale Press Harry N. Abrams, Inc. New York, 1990
- Penrose, Roland. Picasso. Su vida y su obra. Argos Vergara. Barcelona, 1981.
Sainte-Victoire www.macuarela.com |
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Macarena Márquez Jurado Wikipedia
Libros de la autora:
Treinta y siete minutos en el atasco - Novela
Bárbara de Braganza - Biografía Histórica
He visto muchas veces el cuadro El eterno Femenino del maestro Cezzane y nunca me había fijado en lo que pinta el pintor. Es una curiosa observación. Gracias por enseñarnos a ver cómo bien dice en su presentación. Saludos desde Chile.
ResponderEliminarMerci pour cette vision humaniste de la vie et de l'œuvre de Paul Cézanne.
ResponderEliminarGracias por sus amables comentarios. Se ha escrito mucho de Cézanne. También él lo hizo. Ahí están sus cartas, sin olvidar las de Zola. Eso nos permite una investigación más minuciosa, a un nivel de estudio de tipo humanístico. Pero también nos acerca al pintor, y a la persona -grande-, que fue. Gracias de nuevo por sus amables comentarios, desde Chile, desde Francia y desde España. Seguimos aprendiendo de los grandes maestros de la pintura.
ResponderEliminarMerci pour vos gentils commentaires. On a beaucoup écrit sur Cézanne. Il l'a fait aussi. Il y a ses lettres, sans oublier celles de Zola. Cela nous permet une investigation plus détaillée, à un niveau d'étude de type humaniste. Mais cela nous rapproche aussi du peintre, et de la personne - grande - qu'il était. Merci encore pour vos gentils commentaires, du Chile, de la France et de l'Espagne. Nous continuons à apprendre des grands maîtres de la peinture.
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