¿Se puede pintar la música?
A aquellos que han estudiado y aprendido conmigo otras cosas,
porque todo está en lo que pintamos.
A Nescafé.
A las horas de mesa: Las mejores.
Miles Davis So What - Macarena Márquez Jurado Técnica: Nescafé y Acuarela
Material empleado:
Canson. Papel de Acuarela 29,7x21 cm. Gramaje: 160 gr/m2
Nescafé Classic Black Roast
Pastillas de Acuarela:
Amarillo de Cadmio – Cadmium Yellow pale
Rojo de Cadmio – Cadmium Red
Verde Esmeralda - Esmerald
Azul Intenso – Intense Blue
Acuarela Metálica - Oro - Gold
Pinceles:
Redondos del 12, 10, 6, 1
Plano del 10
Líquido Enmascarador
A veces intento pintar la música, si es que la música se puede
pintar.
Kandinsky ya hablaba de ello. Para él, la obra de arte plástica
encerraba una partitura. Este concepto lo desarrolló en un libro sin
desperdicio que tituló: Lo Espiritual en el Arte, que cualquier pintor
debe tener en su base cultural. Porque pintar no sólo es técnica. Ahora mismo
podemos encontrar cientos, y más que cientos, cientos de miles de tutoriales
que nos enseñan técnica, por ejemplo, de la Acuarela. No hay que ir ni siquiera
a clases para aprenderla. Pero insisto, hay algo que no se aprende en los
tutoriales. La base cultural, esa hucha de conocimientos atesorada a lo largo
de la vida, sea la vida la que sea y más o menos larga, es la que se despliega
y esparce su buen aroma cuando pintamos.
Eso al margen del olor del Nescafé, la verdad. Me
encanta pintar con este olor. El café limpia nuestras papilas olfativas y tras
la limpieza podemos apreciar nuevos registros, por eso en muchas perfumerías
encontramos pequeños tarros con café. Como veis, las analogías no son solo
musicales, las hay olfativas, gustativas, visuales, táctiles. Nuestros sentidos
son las ventanas al mundo. Para un artista son doblemente necesarios. Porque
todo aquello que registramos confluye en un instante artístico. Los artistas
necesitamos la técnica para no morir de instantes artísticos, para poder ex
presar, lo que nos presiona desde dentro. Pero todo va unido. No solo arte, no
solo técnica. Son las dos cosas.
Con todo, estábamos en los colores. ¿O también en los olores, en
los sonidos? Todo va a la vez.
Hay pinturas planas. Reflejan muchos recursos, técnicas muy
depuradas. Pero no encierran ninguna novedad. En ellas no se puede ver al
artista, su self, como diría Jung. Son planas por mucha perspectiva
que manifiesten. Esto lo aprendía pintando. Y también escribiendo. Me lo
enseñaron en la Escuela de Escritores de Madrid. Había creado un personaje que
era antipático y maleducado, hiriente. Ese era el personaje. Sin embargo, al
actuar, al meter su diálogo entre guiones y plasmarlo en una novela, el
personaje era educado y no hería la sensibilidad de nadie. Me costó darle
profundidad, la mala educación, esa sinceridad mal entendida de los que por
desgracia no quieren hacer suyas otras formas más evolucionadas. Ese carácter
no estaba en mi cultura. Pero lo desarrollé para escribir. Es técnica.
Y lo mismo pasa al pintar. Al escuchar So What, ese
hito musical de Miles Davis, la fosa téctonica que alberga todo lo aprendido,
aquello que durante horas de mesa y experiencia acumulé a lo largo de la vida,
y que también alberga a las personas, esos seres que acumularon cultura cerca
de mí, esa fosa tectónica se abrió y dejó pasar, no al pincel cargado de
acuarela y café soluble de mi marca predilecta. También me dejó pasar a mí en
cuanto a ser fusionado a un músico. Tuvo lugar la analogía Aquí está. El pincel
lleva, no años de técnica, que declina de la forma ortodoxa por todos lados,
sino que me lleva directamente y ya no pinta la técnica. Pinta un trocito de
alguien fundido en la música. Y experiencias.
Según Kandinsky, claros y oscuros, unas longitudes de onda u
otras, producen diferentes vibraciones psicológicas dentro de nosotros, eso lo
saben en el momento actual muy bien los neurocientíficos.
Goethe decía que el hombre lleva la música en sí mismo.
Y yo os sugiero, poned So What de Miles Davis,
haced un dibujo de contorno, muy simple. Enmascarar blancos. En este caso no he
matizado la línea inferior de debajo de los ojos porque quería resaltarlos, ni
tampoco las uñas y sortija. Es algo que dejo así de claro y mal matizado de
forma intencionada. Después de enmascarar, poned
Nescafé en el centro de un plato, y azules, amarillos y verde esmeralda en
los exteriores. Agua, pinceles y mezclar.
No tengáis miedo. Don´t be afraid.
No copies. Es imposible hacerlo por dos motivos. El primero,
porque el café reacciona con la acuarela y la tinta de forma no matemática, no
conmutativa. Importa el orden, el orden de los factores -tinta o acuarela-
altera el producto. El segundo motivo y más importante eres tú. En tu forma de
llevar el pincel estás tú. Original siempre que no quieras ser otro.
Plasmarás Miles Davis, pero también te dejarás una parte de ti.
Ánimo.
Es vivir, pero de forma plena. Y a base de pintar, acabarás
adquiriendo técnica.
Os dejo las fotos de todo el proceso.
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