Looking for a Place to Land. Justin Townes Earle.
Música y Pintura
Hay veces en que no se programa el post de acuarela. Salta una noticia, y sencillamente pintas. Esa forma de pintar es vertiginosa, atemporal, llega a suspenderte como si no hubiera más mundo que el del pincel que te lleva. Porque no llevas tú al pincel. Es el pincel el que te arrastra cargado de acuarela líquida. Imposible en este caso pintar con pastillas, con tubos, ni con lápices acuarelables. La pasión es líquida. Y rápida.
Justin Townes Earle |
Por eso, escuchando la música de Justin Townes Earle, Nashville (EE.
UU.) que, desde hoy es leyenda, he cambiado el orden de los factores, esa
propiedad conmutativa que en arte no existe. Y menos en acuarela, en la que el
orden de los factores altera sustancialmente el producto.
Queda una voz, atmósferas azules con terciopelos carmesí,
maderas anaranjadas de
guitarra, pajaritas y sensibilidad musical. Música grande. Música.
Me encantaría explicar el proceso de esta acuarela paso a paso,
pero es uno de los casos en que no hay paso a paso, sino un paso rápido e
intenso cargado de escarlata y cerúleos. Es una forma de pintar algo
irracional, en la que el único barco y remos que te agarran al mundo son el
papel y los pinceles, algo rápido e intenso que te deja después sin fuerzas
durante un rato bueno inexplicable. Le sucede a la mayoría de pintores algunas
afortunadas veces. No sé si el hecho de pintar se puede pintar, si eso es
factible calcaréis esta acuarela sin problema alguno. Ni yo misma comprendo lo
vertiginoso del proceso y el por qué de los colores de la piel, por ejemplo,
esos cerúleos con
ultramar.
Material empleado:
Papel Guarro de poco gramaje de modo que la
acuarela fluya
Acuarela líquida
Pinceles: Redondos del 12, 8 y 6
Justin Townes Earle, a pesar de su juventud, 38 años el día de su
fallecimiento, es un músico que retrotrae a otros tiempos. Quizá por ser hijo
de su padre, el cantante de country y de rock: Steve Earle. Es decir, que la
leyenda es hija de la leyenda. Steve, el padre, obtuvo el premio Grammy al
Mejor Album de Folk Contemporáneo por The Revolution Starts Now.
Fue en 2005. Al margen de su inigualable carrera como músico, también dará vida
a Walon en la serie de HBO: The Wire. Es el cantante que interpreta
el tema: Way down in the hole, de Tom Waits. Dicho tema ilustra
musicalmente los títulos de crédito de su última temporada.
Pero eso era el padre. Al margen de ser hijo de quien era, Justin
consiguió trascender la filiación, y, a pesar de nadar en la tradición más
clásica de country, rock o blues, el cantante nacido en Nasville, como tal, ha
obtenido su lugar concreto. Su música está cargada de lirismo. Trasciende lo
tecnológico, es muy auténtica, sale de una verdad sin aderezos. Con sus
esquirlas de ejecución. Como bien expresó Michelangelo Buonarroti, hay que
quitar a la piedra lo que le sobra para que emerja la obra de arte. La belleza
está ahí, dentro de la piedra. Eso es algo que le sucede a la voz y a la forma
de interpretar de este cantante, repleta de belleza, a la que no ha dado
tiempo, al menos de una forma acabada, de emerger, pero que está ahí, dentro,
que se puede percibir al escucharlo. Que queda y permanece porque es anterior
al producto.
No hay más que escuchar sus temas: Looking
for a Place to Land, o Midnight at the movies (2009). En el caso de
Justin, no se acierta a saber quién importa más, si el cantante, el tema o su
guitarra acústica. Porque la guitarra acústica es él mismo, sus canales de
expresión junto con su voz dulce. Me remito al tema: Turn Out My
Lights, en el que, a dicha voz y a su guitarra, se une en
perfecta sintonía la armónica.
Pintarla música, a los músicos y sus sintonías, es algo que siempre ha
sucedido. Y es que el oído y la vista son sentidos estrechamente vinculados. La
acuarela rápida de Justin, en la transparencia de su rostro -tranquilo-, en los
tonos azulados de sus manos, del micrófono que lleva sus notas, o de su
pajarita, en todo ello nos está hablando de su permanencia, de su inmortalidad.
El arte, cuando lo es, trasciende.
Justin era un cantante folk, country. Perfecto en su imperfección.
Como dijo Frances Bacon: No hay belleza sin algo extraño en sus
proporciones.
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Macarena Márquez Jurado Wikipedia
Libros de la autora:
Treinta y siete minutos en el atasco - Novela
Bárbara de Braganza - Biografía Histórica
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